Liada estos días con el trabajo, y sin poder dedicarme a éste, mi rincón profesional, aprovecho ahora, que ando un poco más liberada, para hablar de un tema que me parece especialmente preocupante, por su amplio alcance y la baja relevancia que le otorgamos en muchos casos, y que ha sido la temática de algunas de las formaciones que he impartido recientemente, con motivo de la entrada en vigor, el pasado 1 de junio, del Reglamento CLP, en lo relativo a las mezclas.
Productos químicos… nos rodean por todas partes, forman parte de la vida cotidiana. En la casa, en los productos de limpieza, la ropa, en nuestro lugar de trabajo, en los cosméticos, en los alimentos como aditivos, en la peluquerías y en el salón de belleza, en la ciudad, e incluso en el campo, con los plaguicidas, herbicidas o abonos… Diariamente estamos en contacto con multitud de productos químicos. Personas de cualquier edad, origen y nivel formativo manejan con frecuencia estos productos, de los que, en la mayoría de los casos, no se conoce con exactitud el posible efecto que pueden llegar a producir sobre el medio ambiente y la salud de las personas, y que a la vez, se han hecho imprescindibles en nuestras vidas.
Además de las potenciales enfermedades y lesiones graves que pueden producir en las personas que los manipulan, los productos químicos han demostrado tener un impacto importante en el medio ambiente, desde el cambio climático hasta la destrucción de la fauna y la flora y la contaminación del agua.
Pero, los productos químicos también tienen su cara amable, pues en muchos casos son esenciales para la vida y también poseen beneficios generalizados y altamente reconocidos. En este sentido, están los fármacos que curan las enfermedades, los productos de limpieza que ayudan a establecer condiciones de vida higiénicas, o aquellos que forman parte de procesos industriales que desarrollan productos importantes para los estándares mundiales de vida. Los productos químicos son también indispensables para tener una vida saludable y gozar de la comodidad moderna.
Así pues, los productos químicos juegan dos roles contradictorios en nuestra sociedad actual. Ni contigo, ni sin ti … El medicamento que salva la vida de un paciente, puede producir efectos adversos en la salud de los trabajadores que intervienen en su fabricación, los productos de limpieza que permiten una higiene adecuada, también pueden afectar negativamente a las personas que trabajan con ellos y al entorno ambiental expuesto a los mismos.
Gobiernos, empresas y trabajadores deben desempeñar una importante tarea en el control de las exposiciones a los productos químicos, así como en la limitación de sus emisiones al medio ambiente. Y con esa idea entre sus principales objetivos, se promulgó el Reglamento CLP (REGLAMENTO (CE) 1272/2008 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO, sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas químicas), que introduce en la Unión Europea un nuevo sistema para clasificar y etiquetar productos químicos basado en el Sistema Globalmente Armonizado de las Naciones Unidas (SGA de la ONU).
El Reglamento CLP entró en vigor el 20 de enero de 2009, y a partir del 1 de diciembre de 2010, todas las sustancias se tenían que clasificar, etiquetar y envasar según los criterios del nuevo Reglamento. Pero para las mezclas, (que representan la mayor parte de los productos químicos utilizados en las industrias no químicas), se estableció una moratoria en su entrada en vigor, no siendo hasta este pasado 1 de junio de 2015, el momento en que se han hecho de obligado cumplimiento los requisitos de clasificación, etiquetado y envasado de las mezclas.
¿Qué cambios debemos abordar en la Gestión Ambiental de nuestra empresa, con la nueva reglamentación de productos químicos?
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